domingo, 14 de junio de 2020

Señor Padrino

Los fines de semana con mi viejo la salida era formar parte del séquito de mi padrino. No de El Padrino a lo Coppola, más bien mi padrino el prestigioso psicólogo científico Serroni-Copello.
Este que abajo describe el viejo garca como un interrogador del calibre del Ángel de la Muerte es mi padrino de bautismo, el mismo que empezó siendo el terapeuta de mi viejo cuando todavía era Montonero y lo atendía en el departamento frente al Hospital Militar donde varios años después viviríamos nosotros. Admirable estrategia de cooptación y neutralización del enemigo desplegada por un hombre formado en el liceo militar.

Epílogo (Por Mario Bunge)

El Dr. Serroni Copello me sometió a un hábil interrogatorio. Tan hábil, que me arrancó algunas confesiones que ni siquiera el Comisario Lombilla o el Teniente Astiz me habrían hecho cantar al compás de la picana eléctrica. Si yo fuese naturalmente cauto, o hubiese tenido siempre presente que mi interrogador es un psicólogo, no habría caído en algunas de las trampas que me tendió y, por consiguiente, no habría dicho algunas cosas que pueden haber ofendido a personas que estimo.