miércoles, 18 de febrero de 2015

Historias de miércoles: Fahrenheit 81

Una noche templada de febrero, lluviosamente veraniega. Se siente como que afuera debe estar más fresco. La Negra corre el ventanal y entra una cortina de gotazas, viento y motores de colectivos.
¡Eleeeeee! ¡Está pasando el 60 por acá! ¡Y el 152, y el...están pasando todas las líneas por acá!
Si , ¡está todo cortado! La respuesta de Keta se extiende en un refunfuño ensimismado, demasiado críptico para siquiera cautivar la atención de la Negra. Ella tiene la vista estirada a lo lejos, hacia la otra esquina. Un reflector improvisado por la mega torre de enfrente le colorea el contorno de los rulos húmedos.
Noooo, ¿sabés quién va ahí? Ahí pasa la escoba de Harry Potter. ¡No se da cuenta que puede ir por arriba de los autos la boluda! Es que está como hechizada...
¿Esta Hechizada también?
SI, claro. Y ahí viene Cacho Castaña, saluda sentado adentro del cajón. Tiene un pucho en la mano, es un inconsciente, ¡se va a morir así! Pero no se la ve pasarla mal eh...va rodeado de gente, las nenas, los nenes...Mirtha va rodeada de su cubo de cristal, que es invisible a los ojos de los plebeyos igual eh. Mirtha es la Blanca Nieves original, la de antes de Disney.
Boca ataca a Palestina. 2 a 0. Ni eso la distrae.
Daniel Tinayre, como buen franchute, ya lo sabía esto. No la quería, porque nadie la puede querer a Mirtha, porque al ser una semidiosa es...inquerible. La vieja la pasa muy mal cuando va a al baño...sí, pobre. Porque mea diamantecitos. Amarillos. Que después, una vez cuando andaba por Once hay un lugar que te vende pulseras con esas piedras y te dicen que es la piedra pura de la salvación, o no sé de qué, pero en realidad es el pis de Mirtha.
¡Bueno cerrá querés, que se entra la baranda de Cacho!.


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