Cerraron los libros. Lía rozó la mejilla de
Rosa con sus labios y le dijo que iba al baño. La calefacción la asfixiaba. Tiró
la cadena, se lavó las manos y sacó la barra de trotyl. Fue a la habitación y
la colocó debajo del colchón, en la cabecera. Durante la cena Lía sintió la
mirada insípida de la madre de su amiga. Se despidió de la familia y se fue. A la
1 de la madrugada la cabeza del general estallaba en incontables pedazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario