Son las 3 am. Acaba de cerrar la única copia de su nueva
novela, cuando la taza de café decide caerse en su notebook. Inmutable, mira
como el líquido se filtra entre las teclas. La pantalla se pone azul; la
invaden códigos incomprensibles. Luis se levanta, se sirve otra taza y la
derrama lentamente sobre el aparato. Sale al balcón. Iluminado por la luna,
fuma un cigarrillo. La notebook sale volando y se estrola en la calle.
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