Terminaron de vaciar las cajas de seguridad. Pusieron el
dinero en una bolsa de arpillera, las
joyas en otra. Ricardo pensó en cómo tendrían que reformar la casa de Laferrere
al volver de Brasil. Agarró el marcador indeleble y escribió en la pared: En
barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata, no amores. Tomó un
anillo cualquiera de la bolsa. Lo colocó en el anular de Ana, cerraron las
cajas y salieron.
(Gracias a los ladrones del Robo del siglo de Acassusso)
No hay comentarios:
Publicar un comentario